jueves, septiembre 15, 2011

Semblanza Antonio Sánchez Ibarra

Semblanza Antonio Sánchez Ibarra 1955-2009


Antonio Sánchez Ibarra, nació el 30 de agosto de 1955 en Nogales, Sonora.

El interés de Antonio por la Astronomía nació desde que era niño y desde ese tiempo inician sus descubrimientos personales en esta ciencia. Por ejemplo, él descubrió, por sí mismo, que los planetas se van desplazando en las constelaciones, pero esto lo hizo antes de leerlo o que alguien le informara de este hecho, y esto le causó asombro. Este tipo de descubrimientos, a la vez que le asombraban, lo llevaban a buscar información sobre Astronomía, pero en esa época, al igual que en esta son pocos los libros que existen en español. Viviendo en Nogales, pronto se dio cuenta que la literatura astronómica es mucho más abundante en inglés. Más aún, se dio cuenta que muy cerca de ahí, alrededor de Tucson, Az., se encontraba la mayor concentración de telescopios del mundo, y que, por tanto, era uno de los centros más importantes para el estudio de la Astronomía.

A la par que su interés por la Astronomía, Antonio desde muy temprano fue cautivado por la Astronáutica: por esta aventura del hombre en el espacio, y en este sentido tuvo la fortuna de nacer en el momento justo en que estaba por iniciar la carrera espacial. A sus dos años, un mes y cuatro días, posiblemente no se haya percatado del “bip bip” del Sputnik, pero ciertamente su imaginación se avivó con el programa Apolo que eventualmente llevó al hombre a la luna, esto cuando Antonio estaba a punto de cumplir 14 años.

Pero este enamoramiento por la astronomía y las ciencias del espacio no quedaba encerrado en Antonio Sánchez Ibarra, porque además, era una persona tremendamente generosa y se sentía moralmente obligado a entregar a la gente esto que le cautivara. Y fue así como empezó a configurar, primero en su entorno próximo, y luego mucho más lejos sobre estas maravillas del espacio. Siendo todavía adolescente formó la Sociedad Astronómica Orión en su natal Nogales y ahí Antonio fue la bujía que sembró en un gran número de personas, la pasión por el estudio del cosmos.
Paralelamente se hicieron más frecuentes sus viajes a Tucson, Az., sitio donde se encuentra el Observatorio Steward del Departamento de Astronomía, el Laboratorio Lunar y Planetario, el Observatorio Nacional de Kitt Peak, el telescopio solar McMath Pierce, el más grande del mudo. Ahí pudo conocer Antonio, a un gran número de científicos famosos a nivel mundial, con quienes pronto empezó a involucrarse en trabajos de investigación. Entre estos, Jack Pierce, Bill Livingston, Bill Hubbard, Steve Larson, David Levy Ocultaciones de estrellas por asteroides, cometas, eclipses solares, estrellas variables, son algunos de los temas que más cultivaba Antonio por esa época.

Por otro lado, el haber descubierto la montaña Kitt Peak con su enorme complejo de telescopios, lo llevó a pensar en la forma de ofrecer la oportunidad de visitarlos a un mayor número de personas. Así fue como empezó con los viajes de estudiantes de prepas a Kitt Peak. Por muchos años Antonio llevó grupos escolares a Kitt Peak, ofreciéndoles un tour completo de sus instalaciones; y así también empieza a peregrinar Antonio por las escuelas del estado de Sonora, donde además de llevarlos al observatorio más importante del mundo, les ofrecía conferencias sobre temas astronómicos y del espacio. La primera vez que vi a Antonio fue a fines de los 70’s, en la Escuela de Altos Estudios, ya para entonces, Antonio a sus escasos 22 o 23 años de edad ya era el Astrónomo.

De algunas de las actividades que realizó Antonio en la Sociedad Astronómica Orión, quedó constancia en un libro que publicó, mismo que está registrado en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, y de la cual, si no mal recuerdo, hay una una copia en la Biblioteca de Ciencias de la Universidad de Arizona. Pero más allá de libros y otras cosas que se hayan hecho, considero que quienes tuvieron la fortuna de ser miembros Orión, aquilatan la convivencia que tuvieron en esa etapa de sus vidas. A través de los años y de los muchos pasos que hice con Antonio por Nogales, tuve el privilegio de conocer a muchos de estos hombres y mujeres de bien, que fueron miembros de Orión.

Aunque ya habíamos conversado en previas ocasiones, mi amistad con Antonio realmente inicia en un viaje que hizo a Flagstaff, Az. en 1985. Yo iba a Tempe, Arizona a la Universidad del Estado de Arizona. El era representante por parte de México del programa International Halley Watch, e iba a una reunión que se llevaría a cabo en Flagstaf.
Durante ese viaje, en un camión de Greyhound que duró más de cinco horas, platicamos ampliamente sobre nuestros respectivos planes futuros. Regresando de ese viaje, Antonio empezaría a trabajar en el INAOE en la instalación del telescopio de 2.1 metros del Observatorio en la Sierra La Mariquita, en Cananea, Sonora, hoy Observatorio Guillermo Haro. Yo le hablé de mis planes de iniciar algo de Astronomía en la UNISON. Antonio, junto con el Ing. José de la Herrán instalaron el telescopio, mismo que fue puesto en marcha poco tiempo después.

Luego de reintegrarme a la UNISON, empecé a hacer viajes con mis compañeros maestros Luis Alfonso Domínguez Carballo y Ángel Coronel Beltrán,
así como con estudiantes de la Lic. en Física que tenían interés en la Astronomía, uno de ellos, fue el ahora Dr. en Astronomía Lorenzo Olguín Ruiz, y los demás han seguido exitosas carreras en la Física.

Se iniciaron algunos proyectos de Astronomía de INAOE. Una de estas actividades, fue la observación del eclipse parcial de sol en la UNISON, del 8 de marzo de 1989.

A fines de dicho año, se presentaron las condiciones para que la UNISON pudiera contratarlo; él aceptó la propuesta, y es así, que desde hace casi 20 años Antonio inició sus labores en nuestra Institución.


Desde que llegó dejó sentir su huella. El primer reto fue, la instalación del Observatorio del Centro Ecológico de Sonora. Recuerdo como si fuera ayer, que Antonio elaboró un plan, en el cual incluyó la fecha de culminación de la instalación. Esto para mí fue impresionante, porque aquellas cajas contenían un verdadero rompecabezas tridimensional, muchas de las cuales estaban oxidadas. Pese a todos los obstáculos terminamos en la fecha prevista por Antonio, y el Observatorio fue inaugurado por el Gobernador Rodolfo Félix Valdez, el 20 de marzo de 1990. Este observatorio ha estado funcionando desde entonces, ofreciendo a la comunidad sonorense una oportunidad única de observar las maravillas del Universo.


En 1990, aparte de Antonio y un servidor, estaba un profesor que nos visitaba del INAOE, el Dr. Manuel Corona Galindo, juntos elaboramos la propuesta para la creación del Área de Astronomía, misma que fue sometida y posteriormente aceptada por el Consejo Interno del DIFUS. El próximo 14 de febrero, el Área de Astronomía cumplirá 20 años, para la cual está prevista la visita del Astronauta José Hernández, lamentablemente, no podremos contar con la presencia de nuestro querido Antonio.

La Obra de Antonio es realmente inmensa, en estos breves 20 años realizó tantas actividades, que me atrevo a decir que ameritan varios libro.

Tuve la fortuna de compartir muchos proyectos con Antonio, uno de estos fue el Curso Básico de A stronomía que iniciamos en 1991, y no solo continúa ofreciéndose, sino que muestra una vitalidad impresionante, ofreciéndose dos veces al año a lleno presencial completo, y con cientos de personas que lo siguen en línea. En estos cursos Antonio contagió de su entusiasmo a una gran cantidad de niños, jóvenes y adultos.

Desde 1996, en el Proyecto del Observatorio astronómico en la cima de Cerro Azul, al noreste de Magdalena. Controlado de manera remota desde Hermosillo. Puedo afirmarles que este proyecto se llevará a cabo muy pronto.

Antonio es más conocido por su presencia en los medios de comunicación. En la producción de programas de televisión y radio, destacando, sus pioneros esfuerzos en el canal 8 de la Universidad de Sonora, en Radio Universidad, así como para televisión en Internet web-tv y astro TV, transmitiendo programas educativos las 24 horas todos los días del año, algo que yo pienso que no tiene comparación en el mundo. Su presencia en las televisoras, radios y periódicos locales, y en algunos casos, nacionales es indiscutible.

En el año 2000, fue justamente distinguido con el Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia por la Sociedad Mexicana de Divulgación de la Ciencia y la Técnica, en conjunto con la SEP, la UNAM y la UAM.


En el 2001 publicó su libro, “101 Preguntas Clásicas de Astronomía”.
En 1992 puso en marcha el programa “Constelación” para dotar de planetarios muy económicos a 11 municipios del estado de Sonora.
Ya se encuentra construido uno en Cd. Obregón, y otro más está en proceso en la ciudad de Nogales.

Fueron muchos los logros de Antonio Sánchez, para los cuales serían necesarias páginas y páginas donde veríamos premios y reconocimientos. Sin embargo, su mayor logro fue transmitir de una manera accesible las maravillas del Universo. Su pasión por la divulgación de la ciencia motivó a una gran cantidad de jóvenes a estudiar carreras científicas y a realizar también actividades de divulgación. El legado de Antonio Sánchez es mostrar a grandes y pequeños, que el Universo está al alcance de nuestras manos.


Dr. Julio Saucedo Morales
Septiembre 2009.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo tuve el gusto de tomar un curso de astronomía en 1983, me enseñó a tomar fotografía planetaria y observar las manchas solares, así como identificar las constelaciones, la lista de objetos Messier, hicimos un control de velocidad de un telescopio geosíncrono, fuimos a una fiesta y platicamos todo ese rato, compré un telescopio celestrón y me lo compró, etc.
En fin, yo fui miembro de la sociedad astronómica Orión. Es muy lamentable enterarme apenas hace dos días de que ya había fallecido. Yo continuo observando el cielo y estudiando astronomía gracias a sus enseñanzas.